martes, octubre 25, 2005
“Al tener que elegir en mi adolescencia qué quería estudiar, el dilema estuvo, en algún momento, entre dos carreras aparentemente tan distintas como la arquitectura y la literatura. Con el transcurrir de los años empiezo a darme cuenta que la conjunción de estas dos pasiones ocupa cada vez más mis actividades cotidianas gracias a la
arquitectura de la información. Después de la intensa sesión de esta tarde en el taller de escritura web y gracias a la tipología ofrecida por el profesor Orihuela es mucho lo que queda por practicar, por construir, por diseñar. Entre las frases que más me han impactado esta tarde está la que apuntaba Orihuela en relación a que: Ser arquitecto de la información no es rellenar un espacio con palabras, es crear un espacio con palabras. Creamos espacios para los otros y esos otros, a su vez, recrean nuestros espacios en el juego de la interacción. Invitación al ilusionismo, a la magia.
¡Vaya reto el que nos toca de ahora en adelante!. Hemos perdido la inocencia, de alguna manera, y, sin embargo, la fascinación crece. He sido inoculada.”
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