miércoles, noviembre 23, 2005
Vía Factor humano encontramos un breve comentario sobre una cita del último libro de Peter Morbille, Ambient Findability
“[…] Though our attention is drawn to the fast layers of hi-tech, the map to this maze is buried in the slow layers of human behavior and psychology. It’s not enough to focus on the I in IT. We must also lose the C in HCI. Because ambient findability is less about the computer than the complex interactions between humans and information.
[…] Pese a que nuestra atención está dirigida a las rápidas capas de la alta tecnología, el mapa de este laberinto está enterrado en las lentas capas del comportamiento humano y la psicología. No es suficiente enfocarse en la I de TI. También debemos soltar la C de IHC. Porque la encontrabilidad ambiental es menos acerca del computador que de las complejas interacciones entre los humanos y la información.
Coincido con Nelson Rodríguez-Peña en la dificultad de encontrar una traducción adecuada a “ambient findability”. Si dejamos de lado la traducción y nos concentramos en la cita, la misma podría ser un proyecto de tesis por la complejidad que presenta. La propuesta de que los problemas que debemos enfrentar no están tan del lado de la tecnología sino de la complejidad de las relaciones humanas, el conocimiento y la psicología. El cruce de la psicología social, la individual y la epistemología parece ser el territorio donde indagar sobre estas cuestiones.
Tampoco son esos campos aislados en sus formas tradicionales sino pensados desde un sujeto en “inmersión tecnológica”. La mediación del sujeto y la información no puede ser solo leída como un acto de búsqueda y capacidades de lecto-escritura sino enmarcada en una relación tecnológica y dentro de este tiempo histórico determinado.
Un cita de Vygotski nos ayuda a pensar:
““Las palabras tienen un papel destacado en el desarrollo del pensamiento como en el desarrollo histórico de la conciencia en su totalidad. Una palabra es un microcosmos de conciencia humana”.
Exactamente esta idea de microcosmos de la palabra y de las definiciones humanas, su construcción y distribución son las que en una inmersión tecnológica se hace necesaria redefinir en busca de clarificar la calidad de la mediación. Después de todo estas palabras, clasificaciones sociales o cualquier producción de este orden no son otra cosa que modos de mediación entre humanos. En una publicación reciente escribíamos en coautoría con Diana Fernandez Zalazar :
“Cabe aquí mencionar que consideramos a la tecnología como una herramienta simbólica, en el sentido Vigotskyano, en tanto es mediadora en las relaciones de los sujetos y cuyas características permiten realizar transformaciones en los otros y en el mundo a través de los otros. Es en este sentido que lo social y lo individual quedan articulados e implicados necesariamente, la tecnología como una forma históricamente determinada por lo social y su correlato en el proceso de subjetivación e individuación en donde se internalizan dichas formas…”
El enfoque sobre los sujetos y no las maquinas de Morville ya había sido mencionado en 1995 por Papert al decir:
“El contexto para el desarrollo humano es siempre una cultura, y nunca una tecnología aislada. Con la presencia de los ordenadores, las culturas pueden cambiar y con ellas los modos de pensar y aprender de las personas. Pero si lo que se desea es comprender (o influenciar) el cambio, se debe centrar la atención en la cultura —no en el ordenador.» (Papert: 1995)
Mientras que algunos informáticos y diseñadores de interacción sigan pensando que el problema es de resolución tecnológica solo lograremos meras aproximaciones a la construcción de ambientes de encontrabilidad.
Foto del cuadro Muchacha en la ventana de Salvador Dali
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